Hola a todos los seguidores del Señor de los Anillos, este blog se a creado con la intención de difundir el Universo Mitológico de La Tierra Media. En esta pagina el visitante podrá encontrar las principales batallas tanto de La segunda Edad, tercera y la Guerra del Anillo con todo detalle (numero de combatientes, bajas, comandantes que participaron, etc). Pero también personajes, lugares, criaturas, divinidades, etc. Dentro de breve iré desarrollando este blog, hasta entonces.
jueves, 18 de mayo de 2017
La naturaleza del odio.
El humo ascendía lentamente entre los restos calcinados de una pequeña cabaña de madera. Esta estaba completamente destrozada, quemada. Ya no quedaba apenas vestigio alguno de que ahí hacia tan solo unas horas vivía una familia. O quizás simplemente los restos calcinados era el único testimonio de aquella familia que había sido devorada por las llamas y la locura del acero. Un acero negro. Un acero que portaba muerte. Muerte para el mundo de los hombres y para todo lo que estaba vivo y era bueno.
Aquellas llamas que habían ardido no eran tan diferentes a las que uno prende para asar la carne en el fuego del hogar. La única diferencia era las manos que las prendían. El hombre por pura necesidad de cocinar alimentos. Los otros para sacrificar todo lo que esta vivo a la oscuridad, a un dios oscuro que lo devoraba todo. Un dios insaciable. Un dios antiguo,tan antiguo como el propio mundo o muchísimo más. Un dios que había creado a las criaturas que habían atacado la indefensa cabaña y matado sin piedad a toda una familia. ¿El motivo? El único motivo era en realidad la ausencia de cualquier tipo de motivo lógico. Solo el echo de la destrucción , del placer de la destrucción. De la esencia de la destrucción. De una belleza oculta y sin sentido que se movía entre las mentes torturadas y oscuras de unas criaturas creadas a base de odio, de muerte, de sufrimiento.
Esa era la verdadera razón que movía a los Orcos, las criaturas que habían matado y quemado la pequeña choza.
La fuerza de la destrucción y del odio los movían.
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